Hoy nos corresponde el honor de festejar los doscientos años del nacimiento de Benito Pablo Juárez García, indígena zapoteca, quien nos legó en una sola frase, todo un tratado de filosofía:
«Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz».
Fue en 1806, cuando en San Pablo Guelatao, Oaxaca, nació el mexicano más grande del siglo XIX, tiempo prolífico de mexicanos y mexicanas de estatura universal, grande entre los grandes. Coloso de Guelatao, que de ser parte de una etnia que todavía hoy en día está en desventaja, se alzó de su adversa condición y remontó a las mayores alturas posibles.
Es por esto que desde esta ciudad fronteriza que lleva el apellido del benemérito de las américas a cuestas, se realizó un gran homenaje y la develación de una estatua a su semejanza, junto con una gran organización por parte de las autoridades del municipio de Ciudad Juárez, Pirotecnia Internacional fue la empresa encargada de montar un gran espectáculo de fuegos artificiales, con una duración de casi 15 minutos, en donde los que tuvieron la oportunidad de presenciar tal evento, se sintieron orgullosos de conmemorar al más ilustre de los mexicanos; por todo esto y más, hoy celebramos con júbilo patrio la memoria de un hombre que supo ganarse un lugar en la historia de nuestro país.
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